sábado, 24 de noviembre de 2012

Mis deseos más profundos.


Porque hay veces que piensas, que reflexionas sobre tu vida, tus amigos, tu familia... que algo te dice cosas, que los pensamientos afloran y que piensas, yo pude cambiar eso; no debí hacerlo; todo fue por eso. Que algo acciona esa parte de tu cerebro que te dice que todo es pasado, y que a la vez enciende el lugar del corazón que te proclama que siempre quedará algo, un recuerdo, un objeto, una foto, un lugar... Que siempre te diran que tu vida es demasiado rápida, que tienes que fijarte en los demás, pero nunca haces caso, sigues con tu camino, sin pararte a observar lo que ocurre a tu alrededor, sin percatarte de que el tiempo pasa igual para todos, plantas, animales, humanos, e incluso tú, y conoces a alguien, alguien que va a paso de tortuga, que lo observa todo, que intercepta miradas insinuosas, el doble sentido de algunas cosas, la belleza de otras, y piensas, piensas en que esa persona es especial, es única y totalmente diferente a ti, piensas en ralentizar tu paso, hasta llegar a su lado. Que cada vez que suena el teléfono esperas que sea ella, la persona que te hizo contemplar, que te hizo parar. Te das cuenta de que alomejor no eres lo suficiente, que eres malo, que le cierras puertas, que lo mejor para ella es alejarse de ti, de tu forma de ser, de tu mala influencia y reflexionas sobre todo, sobre el cruel destino, sobre el aterrador pasado, y el miedo te invade, estar lejos de la persona que te salvó parece como alejarte de tu alma, pero aún así lo haces, por ella, por su bien, aunque no sea el tuyo, lo haces.

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