viernes, 13 de julio de 2012

Las personas cambian, los recuerdos no.

Y te acuestas en tu habitación, boca arriba, viendo cómo pasa el tiempo por ahí fuera. Y te paras por un momento a pensar en todos esos recuerdos que tanto te hacen sufrir, que tanto te animan a seguir, que tanto te duelen.

Pero te paras a pensar en lo que viene delante: un futuro en el que puede pasar de todo. En él no sabes si te puede pasar algo bueno o malo, pero miras el lado positivo y sonríes.

La vida es una sorpresa por venir. Nunca sabrás lo que te va a venir encima. Es como un regalo que no sabes lo que hay dentro, no sabes si te va a gustar o no, pero to lo quedas igual y le sacas todo el gusto como sea.

Pero nunca miramos hacia delante porque no sabemos qué va a venir. Se piensa en los recuerdos, algo difícil de sacar de tu cabeza, pero sólo recuerdas los más importantes para ti; los detalles tan insignificantes para otras personas pero para ti son como un regalo muy grande. Te comes la cabeza pensando en cómo las personas que están en esos recuerdos se podrán olvidar, no sabes si los recuerdan pero por la impresión que dan tú crees que ya se han olvidado, que nunca volverá a pasarle por la cabeza ese recuerdo.

Pero hay una cosa que nadie ni nada podrá cambiar por más que uno quiera...

Los recuerdos no se olvidan, se reemplazan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario