Me gusta saltarme las normas, hacer lo contrario de lo que me aconsejas, tirarme de cabeza, acelerar a fondo... . Lo lógico me aburre; lo perfecto me agobia. Las ataduras me oprimen y lo rutinario me cansa. Y él puede ser cualquier cosa menos perfecto porque el riesgo está siempre asegurado. Porque es impredecible, diferente y, sobretodo, porque siempre consigue sacarme una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario